El 11 de abril se celebra el Día Mundial del Parkinson, un enfermedad que afecta a 4.6 millones de personas en el mundo. Se trata de un padecimiento neurodegenerativo del sistema nervioso. Se caracteriza por la muerte paulatina y progresiva de unas células ubicadas en una parte del cerebro llamada sustancia negra. La consecuencia más importante de esta pérdida neuronal es una marcada disminución de los niveles de dopamina, principal sustancia sintetizada por estas neuronas, originándose una disfunción en la regulación de las principales estructuras cerebrales implicadas en el control del movimiento.
Por lo anterior, muchos pacientes con la enfermedad no pueden controlar sus movimientos en brazos, por ejemplo, pero también, la enfermedad de Parkinson se puede manifestar por medio de rigidez, lo que provoca que no puedan realizar ciertos movimientos.
Pero además de esos síntomas, por todos conocidos, los pacientes con enfermedad de Parkinson, pueden tener depresión, apatía, ansiedad, pérdida del olfato, trastornos del sueño, anorexia y disminución de la líbido. Sin embargo, por ser síntomas poco reconocidos y tratados, con el tiempo causan déficit cognitivo y cuadros demenciales que deterioran la salud y calidad de vida de los afectados.
De acuerdo con la Doctora Mayela Rodríguez Violante, neuróloga del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez, en México hay más de medio millón de personas con Parkinson y el problema se recrudece por el diagnóstico tardío debido a que las personas tardan demasiado en acudir con el neurólogo.
En el marco del Día Mundial del Parkinson, a celebrarse el 11 de abril, la especialista comentó que el Parkinson es un padecimiento crónico que afecta gradualmente la capacidad funcional de la persona y cuyas manifestaciones clínicas, como temblor en reposo, rigidez, lentitud de movimiento, dificultades del habla, letra pequeña o trastornos de la marcha, equilibrio y postura suelen aparecer cuando el cerebro ha perdido 60% o más de las neuronas productoras de dopamina.
Por otra parte, habló de que existen otros síntomas de enfermedad de Parkinson que deben tomarse en cuenta como depresión, que pueden presentarse de 3 a 10 años antes del diagnóstico . “Éste es el trastorno psiquiátrico que más afecta a los paciente con enfermedad de Parkinson, y hasta 60% de ellos lo siguen experimentando a pesar del tratamiento antidepresivo, de ahí que, cuanto más temprana sea la consulta y la intervención del neurólogo ante la sospecha de éste u otros síntomas, más probable será que se le ofrezca la terapia más conveniente que evite el aislamiento social y familiar al que conduce la enfermedad”, agregó.
Por su parte, la Doctora Minerva López Ruiz, neuróloga del Hospital General de México, explicó que la terapia de primera elección utilizada en el manejo de la enfermedad de Parkinson, que es llamada levodopa con el tiempo requiere de un incremento en la dosis y el número de píldoras para mantener los síntomas bajo control. Dicha situación provocaba episodios conocidos como “on/off”, en los cuales el paciente es incapaz de moverse o presenta movilidad excesiva, así como sacudidas involuntarias altamente discapacitantes .
Frente a esas limitantes terapéuticas, la también miembro de la Sociedad Mexicana de Movimientos Anormales indicó que las Guías Clínicas para el Manejo del Parkinson recomiendan el uso de nuevas moléculas como pramipexol de liberación prolongada (LP) que, a diferencia del tratamiento tradicional con levodopa, controla los síntomas motores, depresivos y motivacionales de manera eficaz y segura.
“Contar con un tratamiento como pramipexol de liberación prolongada disminuye considerablemente esos problemas resultantes no sólo de la toma del medicamento, sino también por la falta de disciplina de los pacientes que, no toman con regularidad su pastilla. Comenzar con un tratamiento de pramipexol, mejora el apego al medicamento y proporcionando un adecuado control de los síntomas cuando se administra solo o en combinación con levodopa, lo cual permite disminuir sus efectos secundarios.
Además, pramipexol LP el único medicamento agonista de la dopamina que contribuye a reducir los síntomas no motores como los trastornos depresivos que afectan a 50% de las personas con enfermedad de Parkinson”, abundó.
Antes, los pacientes consumían muchas píldoras diariamente, lo que les ocasionaba confusión, descontrol y olvido de la toma. “Ahora, con un medicamento como éste me resulta más cómodo y fácil llevar el tratamiento médico, y he visto mejoría en el control de los síntomas que, en mi caso, son lentitud de movimiento, rigidez muscular y temblor ocasional. Además, hoy he vuelto a llevar una vida normal y he regresado a dar clases de baile”, dijo el señor Salvador Lares Treviño, quien desde hace más de dos años vive con Parkinson.
La Doctora Minerva López añadió que el tratamiento temprano con fármacos dopaminérgicos, como pramipexol de liberación prolongada, ha demostrado reducir la aparición de las complicaciones, incluso durante los primeros 10 años de evolución de la enfermedad.
Parkinson y Diabetes
En un estudio, publicado en la revista Diabetes Care, y realizado con base a los datos de unos 289 mil adultos mayores en Estados Unidos, se ha asociado la Diabetes con un ligero aumento del riesgo de desarrollar Parkinson en los siguientes 15 años durante los que se hizo el seguimiento.
De los 21.600 participantes con Diabetes, se diagnosticó Parkinson al 0.8%. En comparación, se diagnosticó Parkinson al 0.5% de los 267 mil sujetos que no padecían Diabetes al inicio del estudio. Tras considerar otros factores, como la edad, el peso y el tabaquismo, la Diabetes estaba asociada con un incremento del 41% del riesgo de desarrollar Parkinson más adelante.
La Doctora Jane A. Driver de la Harvard Medical School de Boston (Estados Unidos) y sus colaboradores señalan que algunos estudios epidemiológicos han hallado una asociación entre diabetes y enfermedad de Parkinson. “La diabetes puede favorecer la enfermedad de Parkinson por distintos mecanismos como la supresión de la concentración central de dopamina, la inflamación, el estrés oxidativo y la enfermedad cerebrovascular”.